Por Hernán Ramírez, ingeniero en Ejecución en Pesca e investigador asociado a Fundación Terram
El día miércoles 25 de octubre, por tercer día consecutivo, el sector sur de la playa de Ventanas amaneció cubierto de carbón, a esta situación se suman alrededor de 300 eventos similares ocurridos desde 2008 a la fecha, los que han sido informados y denunciados por pescadores y organizaciones ambientales de la Bahía de Quintero – Puchuncaví.
Con desesperanza e incredulidad la comunidad de Ventanas espera que la autoridad marítima determine, a través de una investigación sumaria administrativa iniciada hace más de 5 años, a los responsables de dichos varamientos. De esta investigación se han hecho cargo al menos dos Fiscales Navales, sin dictar ninguna medida para evitar que estas situaciones sigan ocurriendo.
Durante el año 2012 se estableció la “Mesa del Carbón”, liderada por el Seremi de Medio Ambiente, donde participaron diferentes servicios y empresas de la zona. Esta instancia fue creada con la finalidad de evitar la ocurrencia de nuevos varamientos de carbón, pero fue un fracaso, ya que según la información disponible entre 2012 y 2015 habrían ocurrido alrededor de 16 incidentes anuales. Sin embargo, durante 2016 se registraron 80 varamientos.
Frente al actuar de los servicios e instituciones del Estado, nos vienen a la mente las conclusiones del “Informe Final de la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados del año 2011”, comisión creada producto de la intoxicación de niños de la Escuela de La Greda, con el fin de investigar las causas y responsabilidades de la contaminación ambiental en la zona de Puchuncaví y Quintero.
Dentro de las conclusiones de dicho informe se señala: “Cabe destacar el incumplimiento de las obligaciones del Estado respecto del derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación. En este caso concreto la población afectada por la contaminación de Puchuncaví y Quintero, ha sido objeto de una discriminación ambiental al soportar cargas ambientales desproporcionadas, siendo deber del Estado y de la sociedad responsabilizarse por décadas de abandono”. Resulta evidente que ha habido negligencia por parte de los servicios del Estado al no tomar medidas conducentes a evitar que estos hechos sigan repitiéndose.
De las más de 14 empresas emplazadas en el cordón Industrial de Ventanas, solo una consume carbón para sus procesos productivos, AES Gener, quien importa carbón desde Colombia y arrienda las instalaciones del Puerto de Ventanas quien descarga los barcos mediante empleo de grúas con palas, trasladándolo mediante correas transportadora, a una cancha de almacenamiento al aire libre, solamente cercado perimetralmente por malla rachel.
En los últimos años 8 años AES Gener Ventanas, aumentó en tres veces su consumo de carbón, pasando de 800.000 toneladas en 2008 a 2.300.000 toneladas en 2016, producto de la entrada en operaciones de las termoeléctricas: Nueva Ventanas y Campiche aprobadas ambientalmente durante el primer periodo del Gobierno de Michelle Bachelet.
Cabe indicar que parte del carbón que vara en Ventanas es carbón ya expuesto a altas temperaturas, es decir semi-combustionado, mezclado con carbón sin emplear. Frente a esto surge la duda: ¿Quién quema carbón en la Bahía de Quintero? y ¿Quién ha triplicado el uso de carbón a la Bahía de Quintero en los últimos años? ¿De verdad la autoridad marítima no sabe quién es? Es de esperar que las autoridades comprometidas con la reducción de emisiones de contaminantes, que suscriben compromisos internacionales, y que figuran liderando campañas mundiales para reducir el uso del carbón, tomen medidas concretas que impliquen terminar con los varamientos de carbón y limitar los contaminantes al aire de las termoeléctricas de la Bahía Quintero – Puchuncaví.
Por su parte, la eléctrica AES Gener, haciendo gala de lo que llaman: “Responsabilidad Social Empresarial” o “Política del buen vecino”, debería comprometerse a cerrar en el más breve plazo las termoeléctricas más contaminantes del complejo Ventanas I y II, las que superan los 53 y 44 años de funcionamiento respectivamente. Usan una tecnología antigua, que no ha sido evaluada ambientalmente, que genera mayores emisiones de contaminantes. Si de verdad les importa la calidad de vida de las personas, va siendo hora que autoridades y empresas actúen de forma responsable en esta materia.