Piden esclarecer los hechos y fijar nuevos procedimientos, ante lo que catalogaron como un actuar negligente, no solo de la Armada, sino también del Sernapesca y la empresa a cargo del monitoreo del posicionador satelital.
Siete días pasaron para la activación del protocolo de búsqueda y rastreo de la Armada de Chile, desde que la lancha albacorera a motor “Don Claudio” dejó de emitir señal en el posicionador satelital el día 6 de julio, en las coordenadas donde posteriormente fueron encontrados los restos de la embarcación, con solo 6 de los 8 pescadores artesanales que iban a bordo, siniestrada en la isla Pájaros, frente a la comuna de Higueras, en la región de Coquimbo.
“Nosotros recibimos un comunicado, una llamada de servicio, el día 9 de julio, donde se le comunica a Sergio, hermano de uno de los pescadores a bordo de la lancha y contacto en tierra de la embarcación, que el posicionador satelital de la embarcación no estaba emitiendo señal, por lo que había que reiniciar el posicionador. Sergio me llama a mi para saber qué hacer, ya que antiguamente yo me hacía cargo de esa tarea y le doy las instrucciones”, comenzó relatando Marisol Aranguiz Martínez, prima de Rigoberto Aránguiz Rozas, uno de los pescadores sobrevivientes del naufragio.
“Trataron de comunicarse por radio con Rigoberto y no contestó, seguimos insistiendo, mientras tanto alguien cruzó una llamada desde la lancha albacorera “María Trinidad” proveniente de San Vicente que volvía de la faenas y se nos informa que desde el faro Punta de Choros se habían comunicado con Rigoberto y que se le habían dado las instrucciones. Eso nos dijeron y nos quedamos tranquilos”, continúo Marisol.
“Al otro día, nos volvieron a llamar para decirnos que la embarcación aún no transmitía señal. Fue ahí cuando llamamos para informar a la marítima que el posicionador no estaba transmitiendo, dando a conocer las últimas coordenadas donde fue emitida la última señal y que corresponden al mismo lugar desde el 6 de julio. No pensamos lo peor, pensamos que podían estar en pana o que podía ser un desperfecto, sin embargo, llamamos igual a la Capitanía de Puerto de Coquimbo para que verifiquen las coordenadas. Les aparecía lo mismo que a nosotros y no hicieron caso, no salieron a la búsqueda mientras nosotros seguíamos insistiendo”, declaró la familiar.
De este modo, estuvieron en comunicación directa con los tenientes de turno de la Capitanía de Puerto de Coquimbo y Caldera, tratando de establecer contacto con la embarcación, desde la madrugada del sábado hasta el domingo, recibiendo distintos tipos de información.
“Nos dijeron que se había establecido contacto con la embarcación Don Claudio y que la lancha recalaría en Caldera a las 21.30 horas del sábado, que venía con desperfecto eléctrico y a cuatro nudos de velocidad. Finalmente no recaló y el día domingo volvimos a insistir y nuevamente información errónea, que se había interceptado una llamada, donde decían que venían con desperfecto eléctrico, que no tenían fuerza y que recalaban en Caldera nuevamente al medio día”, puntualizó la afectada
“Así, en un ir y venir de información, del contacto por radio desde distintas embarcaciones, con distintos nombres y datos confusos, nos dirigimos a la gobernación marítima de Talcahuano, pidiendo hablar con el gobernador, porque somos todos de ahí y no nos recibió y no nos ayudó. Nos entregaron un papel con los números de Caldera, que eran ellos quienes tenían el procedimiento y que ellos no podían hacer nada desde ahí”, prosiguió con la declaración.
Según indicó la afectada, con esa respuesta, ya no había nada más que hacer que enviar a familiares a hacer presión a Coquimbo. “Llegaron el martes 13 de julio en la madrugada, justo cuando se da la orden para que se haga una operación de rastreo vía área, desde Valparaíso hacia Caldera. Fue una seguidilla de errores, mucho desinterés, desinformación y negligencia”, sostuvo Aranguiz.
Y finalizó, ”cuando nos hicieron instalar posicionador satelital, se nos instruyó y se nos dijo que además de instrumentos de fiscalización, eran aparatos que permitirían salvar vidas. Yo me pregunto ¿si esto no era una emergencia entonces qué era? No nos escucharon, fueron arrogantes y por sobre todo faltó humanidad, ¿de qué sirve la tecnología si no se toman decisiones adecuadas y oportunas? Ahora tenemos a dos pescadores perdidos, con el dolor que eso significa para sus familiares y la duda de saber si se pudo haber evitado”.
Por su parte, Cesar Jorquera presidente de la A.G de pescadores artesanales de San Vicente, región de Biobío y director de la Conapach, hizo un llamado al presidente de la Comisión de Pesca de la Cámara de Diputados, Jorge Brito, para que mediante su gestión pueda solicitar una comisión investigadora para aclarar los hechos y establecer responsabilidades ante la falta evidente de protocolo.
“Por una parte está la empresa que presta servicios de posicionador y que está a cargo de su monitoreo, en este caso Prosat; por otro lado, el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura, Sernapesca, que ocupa dicha información para reportar la ubicación de las lanchas en materia de fiscalización y la Armada de Chile, que no reaccionó a tiempo ante la desesperación de los familiares”, señaló el dirigente.
“Cuando se nos argumentó sobre los beneficios de contar con posicionador satelital en embarcaciones artesanales, se nos dijo que el nuevo sistema cumpliría dos funciones, de fiscalización y para la seguridad para los pescadores. Esta es una muestra que para lo único que es útil es para sacar multas”, enfatizó el dirigente.
Y continúo, “no puede ser que dada la información sobre la interrupción en la emisión de la señal del posicionador, tanto desde la Armada, como desde el Sernapesca y la empresa a cargo, nada más se asuma que es por una falla en la batería y no se realice una inspección inmediata del sector donde se perdió el rastro”.
“Por otro lado, los pescadores artesanales pagan anualmente millones de dólares a las empresas a cargo del servicio de monitoreo, si lo pensamos mejor, esa misma cantidad de dinero podría ser útil para poner a disposición del sector artesanal, una flota de rescate ante accidentes en altamar, sobre todo de embarcaciones que hacen pesca de altura. Cualquier acción es importante para que nunca más vuelva a suceder una situación como esta ”, puntualizó.