Por Cesar Jorquera, presidente de la Asociación Gremial de pescadores artesanales de San Vicente, región del Biobío y director de Conapach.
Frente a la inminente entrada en vigencia de la Ley que restringe la pesca artesanal de la Jibia solo con el arte de pesca de la potera, existe un sector de los artesanales que le urge que se revierta la normativa temporalmente, por al menos tres motivos que les presento a continuación:
- Graves problemas en pesquería de Sardina Común y Anchoveta:
La pesquería artesanal pelágica (Sardina Común y Anchoveta) de todo el país quedará en jaque a contar del 17 de agosto de no haber prórroga en la entrada en vigencia de la ley de la jibia.
Hoy la jibia obedece a un comportamiento distinto al que venía presentando los últimos años y de acuerdo a su conocido ciclo este recurso está evidenciando síntomas similares a los de la década pasada, periodo en que la jibia entró en los caladeros de Sardina Común y Anchoveta. En aquella oportunidad, como recordarán en los años 2004, 2005, 2006 y 2007 principalmente, hubo gran presencia de este calamar en los caladeros de los sardineros artesanales. En esa época no fue un problema mayor para los pescadores artesanales, ya que la jibia se podía echar a las bodegas de las embarcaciones artesanales en modalidad de FAUNA ACOMPAÑANTE, lo que incluso sirvió de historia, historia que a la postre terminó siendo la base para el fraccionamiento 80%-20% entre artesanales e industriales, fraccionamiento que hasta el día de hoy es vigente.
Pues bien, con la entrada en vigencia de la ley de la jibia, si este recurso se encuentra interactuando en los caladeros de sardina y anchoveta el desastre será total, toda vez que para evitar las onerosas multas el pescador pelágico se verá en la obligación de descartar no solo la jibia que se presente en el lance, sino también la sardina y anchoveta que también se encuentre en la red de pesca.
Entonces el problema es extraordinariamente grave, ya que en el afán de hacer cumplir una ley los pescadores pelágicos se verán obligados a practicar la peor acción de todas para los ecosistemas, el DESCARTE, práctica que lastimosamente ya fue realizada el 2012 y que significó que el año 2013 fuera la peor temporada de pesca que se tenga memoria en los pescadores pelágicos especialmente del Biobío, principal región en cuanto a cuota, captura y pescadores propiamente tal dedicados a esta actividad.
Es por esta razón que la pesca artesanal sardinera y anchovetera requiere de una prórroga para la entrada en vigencia de la ley de la jibia, esto debido a que aplicar a raja tabla esta ley implica desconocer el enfoque ecosistémico de las diversas pesquerías. Sólo una razonable prórroga nos daría tiempo para elaborar un adecuado plan de manejo, levantar información seria y precisa en conjunto con Sernapesca, Subpesca, IFOP y los pescadores, de acuerdo a la disponibilidad actual del recurso jibia, tal como se realizó tras la catástrofe del 2013 ocasionada por la práctica del descarte del año anterior. Sólo así, después de 3 años intensos de trabajo mancomunado con el Estado, la Ciencia y los Pescadores, logramos sentar las bases para lo que hoy se conoce como 40% de imputación conjunta en la pesquería de pequeños pelágicos.
Es preciso mencionar que hoy, la Resolución de las faunas acompañantes de los distintos recursos, establece para el caso particular de la jibia, que ésta sea capturada como máximo solo un 5% en modalidad de fauna acompañante de recursos pelágicos, porcentaje considerablemente insuficiente para poder desarrollar la pesquería de sardina y anchoveta con normalidad.
Por lo tanto, de no realizarse un adecuado trabajo para el manejo óptimo de esta pesquería, una vez que la jibia ingrese a los cardúmenes de pequeños pelágicos, implicará la inmediata paralización de la principal flota pesquera artesanal del país
La misma problemática afectará en mayor o menor medida a las pesquerías artesanales de reineta y merluza común, solo por dar un par de ejemplos. Esto debido a que es por todos conocido que la jibia, al ser un predador nato, interactúa con otros recursos en busca de su alimento. No pocas veces en el pasado reciente incluso se ha visto tanto reineteros o merluceros como sus artes de enmalle caen en la pesca incidental de jibia a pesar de no ser su pesca objetivo.
– Estadísticas de desembarque y ORPS:
Por otra parte, es realmente desolador ver las escuálidas estadísticas de desembarque del recurso jibia en el sector artesanal país. La industria pesquera prácticamente lleva capturado el 80% de su cuota anual, es decir ha capturado casi 31.000 de las 39.600 toneladas asignadas para todo el año en curso. Por su parte, el sector artesanal apenas lleva el 3% de la cuota año, es decir llevamos capturado tan solo 4.345 ton de las 157.608 ton autorizadas para pescar este año 2019.
Buena parte de esas escasas 4.345 toneladas pescadas por el sector artesanal fueron capturadas por parte de la flota artesanal pelágica del Biobío, que en el mes de junio generó más de 500 puestos de trabajo en forma directa realizando capturas de jibia en embarcaciones con habitabilidad y seguridad idóneas para la pesquería de la jibia.
No se entiende como se pretende caer en el innecesario desaprovechamiento de parte de una flota que, siendo potencialmente apta para capturar, dar empleo a los pescadores, descargadores, transportistas, maquiladoras, etc; haya intereses mezquinos que pretenden dejar sin la posibilidad cierta de intentar realizar capturas para abastecer a las decenas de plantas pequeñas a lo largo del país.
Es un hecho de que el recurso jibia ingresará a la ORPS, organización internacional que finalmente terminará a la brevedad por asignar y distribuir las cuotas de pesca permitidas a cada país. Evidentemente, la baja ostensible en las capturas por parte de Chile hoy, significará en el corto plazo menor cuota para nuestro país, por ende, menor cuota para los pescadores. Lo paradojal de esto es que quienes pretendían atacar al empresariado industrial pesquero del país, con esta ley terminaron favoreciéndolos de igual forma, ya que el 20% de la asignación industrial quedó intacta, y por ende una vez que la jibia ingrese a la ORP, se encuentre o no la jibia en Chile, los empresarios pesqueros terminarán usufructuando de igual o mejor forma, toda vez que podrán tranzar, permutar o vender en papel su cuota de jibia en el extranjero sin darles un solo peso a sus trabajadores.
Ver hoy a algún parlamentario relativizar la importancia de la Organización Regional del Pacífico Sur da cuenta de su desconocimiento en materia de administración pesquera. Es imperativo hacer historia hoy en este recurso. No nos podemos dar el lujo de contraer nuestros desembarques artesanales por el solo hecho de hacer cumplir una ley que a todas luces no beneficia a nadie en Chile, mientras que nuestros competidores en materia de ORP, es decir, la numerosa flota extranjera, continúa haciendo historia a punta de desembarques.
– Pérdida de Puestos de Trabajo:
Es necesario detenerse en la increíble pérdida de puestos de trabajo que esta ley traerá como consecuencia. Y esto no solo a nivel de plantas de proceso: sin ir más lejos, en la caleta de pescadores artesanales de San Vicente hay muchos pescadores artesanales que siendo pelágicos con esfuerzo juntaron peso a peso o se endeudaron en créditos para optar por tener un bote de fibra con motor. Pues bien, así compatibilizaban su trabajo en sus botes capturando jibia, luego se embarcaban en lanchas sardineras para hacer sus acotadas cuotas de sardina y posteriormente volvían a sus botes a ponerle empeño a la jibia. Era sin duda un circulo virtuoso que permitía mejorar los ingresos de los pescadores de nuestra caleta manteniéndose buena parte del año alternando en faenas de pesca tanto de sardina en las lanchas, como de jibia en los botes, debido a la disponibilidad del recurso jibia.
Hoy el escenario es distinto, la jibia no se encuentra disponible para ser capturada en botes con arte potera, sino más bien se encuentra disponible a 40 millas mar adentro, disponible para ser capturada con red de cerco. Sin embargo, aun existiendo la posibilidad de realizar capturas por parte del sector artesanal esta ley los dejará sin la posibilidad de hacerlo.
Entonces la pregunta cae de cajón ¿Qué sentido tiene aplicar una ley que atenta tan gravemente en la empleabilidad de los pescadores artesanales, así como en las trabajadoras de pequeñas plantas de proceso y en sus familias?
Sin duda, nadie gana, muy por el contrario, con la entrada en vigencia de la ley de la jibia todos perdemos.